¿Te “duele el bolsillo” cuando pagas?

21/11/2019

En la serie Decisiones con cabeza, nos fijamos hoy en el dolor de pagar. Y es que, cuando pagamos, nos duele el bolsillo, pero no sólo de manera metafórica sino real: recientes estudios neurológicos han descubierto que este hecho estimula las mismas regiones cerebrales que el dolor físico.

Esta cruda realidad debiera estimular nuestra responsabilidad en las compras. Sin embargo, puede también inclinarnos hacia ciertos hábitos para minimizar ese daño, de los que debemos ser conscientes:

  • Desvinculamos el momento de consumir del momento de pagar: cuando pago y consumo coinciden en el tiempo, somos más conscientes de lo que estamos gastando y tendemos a disfrutar menos de la compra. En cambio, cuando pagamos antes o después de la compra, nos olvidamos del pago realizado (o pendiente de realizar) y el consumo nos parece casi gratis, resultándonos más placentero.
  • Agrupamos pérdidas: tendemos a agrupar los gastos para difuminar el dolor. Una amalgama de muchos pagos de diferente naturaleza, reduce el impacto y el sufrimiento que nos hubiera producido cada uno de estos gastos por separado. 
  • Minimizamos la pérdida, haciéndola menos visceral: cuanto menor es la atención que ponemos en el pago, menos doloroso nos parece ¡Ojos que no ven, corazón que no siente!

Si lo meditas, el pago con tarjeta de crédito reúne las tres condiciones anteriores: separa temporalmente la compra del pago, liquida de una vez todos los cargos del mes y, además, nos hace ser menos conscientes del abono al tener simplemente que acercar el plástico o el dispositivo móvil al TPV, en vez de rebuscar en el monedero o la cartera el dinero necesario para realizar el pago.

Frente al dolor de pagar y a nuestra tendencia por mitigarlo acudiendo a nuestra tarjeta de crédito, te proponemos dos estrategias para “poner cabeza” en las decisiones de consumo y evitar sobreendeudamientos:

  • ESTRATEGIA 1: Establece tus propios límites, de uso y crédito, en tus tarjetas para controlar mejor los gastos.
  • ESTRATEGIA 2: Combina el uso de las tarjetas de crédito con otros medios que no signifiquen más deuda, como tarjetas de débito y efectivo.
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