¿De quién nos informamos y de quién nos fiamos?
07/08/2025
En internet circula una enorme cantidad de información, pero no toda es confiable ni está verificada. En este entorno digital, los influencers desempeñan un papel clave al compartir contenidos que pueden influir en nuestras decisiones. Entre ellos se encuentran los finfluencers, quienes ofrecen consejos financieros a sus seguidores.
Aunque pueden parecer expertos, muchos no están cualificados y algunos pueden tener intereses ocultos o promover productos por los que reciben dinero. Por eso, antes de seguir sus consejos, es fundamental acudir a fuentes fiables.
En redes sociales es cada vez más común encontrar personas que hablan sobre cómo ahorrar, invertir o ganar dinero. A estos perfiles se les conoce como finfluencers, es decir, influencers que comparten contenido relacionado con las finanzas. Aunque algunos pueden tener buenas intenciones, es importante saber que no todos están cualificados para dar consejos financieros. No se trata de desconfiar de todos, sino de saber distinguir y actuar con criterio.
A diferencia de los asesores autorizados, muchos finfluencers no tienen formación específica ni están registrados para ofrecer recomendaciones personalizadas. Esto significa que sus consejos pueden no ser adecuados para tu situación personal, y en algunos casos, incluso pueden impulsarte a tomar decisiones arriesgadas con tu dinero.
Por ejemplo, un finfluencer puede recomendar invertir en una criptomoneda o en acciones de una empresa sin conocer tu perfil como inversor: cuánto puedes permitirte invertir, tus objetivos financieros, tu tolerancia al riesgo, etc. Lo que puede funcionar para una persona, puede ser perjudicial para otra.
Además, algunos finfluencers tienen intereses ocultos. Pueden recibir dinero por promocionar ciertos productos, plataformas o inversiones. En ocasiones, utilizan técnicas como el clickbait (titulares llamativos para atraer clics) o muestran un estilo de vida lujoso para generar confianza. También pueden vender sus propios cursos o guías, sin que esté claro si realmente aportan valor.
Otro riesgo es dejarse llevar por los sesgos cognitivos. Por ejemplo:
- El efecto halo nos hace pensar que alguien es experto solo porque tiene muchos seguidores o se expresa con seguridad.
- El FOMO (miedo a perderse algo) puede llevarnos a invertir impulsivamente por miedo a “llegar tarde” y perder la oportunidad de ganar dinero.
- El sesgo de autoridad nos hace confiar en alguien solo por su apariencia o forma de hablar.
- El efecto manada nos empuja a hacer lo que hacen los demás, sin analizar si es lo correcto.
- El sesgo de confirmación nos hace buscar, interpretar y recordar solo la información que refuerza nuestras creencias, ignorando lo que las contradice.
Para protegerte, no tomes decisiones financieras basadas únicamente en lo que ves en redes sociales. Verifica siempre si la persona que da consejos está autorizada, consulta fuentes oficiales como la CNMVAbre en ventana nueva o el Banco de EspañaAbre en ventana nueva, y si tienes dudas, busca asesoramiento profesional.
Recuerda: tu dinero merece decisiones informadas y responsables. No te dejes llevar por promesas fáciles ni por modas virales.