Banca a distancia: la tecnología puede ser nuestra mejor aliada si la utilizamos con cabeza
¿No tienes tiempo para ir a tu sucursal? Tranquilo. Es muy probable que tu entidad ofrezca un servicio de banca a distancia que te ahorre desplazamientos. ¿Qué es la banca a distancia? Consiste, básicamente, en tener el banco a nuestra disposición 24 horas al día y todos los días del año desde nuestro ordenador, tableta y teléfono móvil.
Para ello, deberás, en primer lugar, firmar un contrato. Fíjate bien en sus condiciones – y especialmente en las comisiones que te puedan cobrar – pero lo normal es que de forma gratuita puedas realizar por esta vía tu operativa más habitual: comprobar saldos, realizar transferencias, gestionar recibos e, incluso, contratar productos.
Para poder operar con seguridad, tu entidad te proporcionará unas claves que, normalmente, contemplan un “sistema de triple llave”, compuesto por una clave de firma, la contraseña de la tarjeta de coordenadas y una clave enviada por mensaje al teléfono móvil.
Aunque la tecnología nos ha facilitado mucho las cosas, no debes olvidarte de lo siguiente:
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El hecho de que contratemos a distancia no limita nuestros derechos como consumidores. Por ejemplo, el banco sigue estando obligado a facilitarnos la correspondiente información precontractual y contractual cuando sea oportuno.
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La rapidez y la sencillez de la contratación por internet no debe llevarnos a tomar decisiones precipitadas: gracias, precisamente, a la tecnología, puedes comparar fácilmente en el mercado las condiciones de los distintos productos y servicios. Reflexiona siempre sobre la necesidad o la conveniencia de contratar o no el producto que te ofrezcan.
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Para evitar riesgos a la hora de operar con tus claves, debes:
- Desconfiar de correos y mensajes que no provengan de una fuente legítima.
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No enviar nunca por correo electrónico nuestras claves. Ni las subas a redes sociales.
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No facilitar datos confidenciales.
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Cambiar con regularidad la clave de firma.